Ricardo GAranda
131119
Es
la impaciencia en el borde del abismo
que
te hace temblar de sueños,
de
ansias de lento ritmo,
de
sueños.
El
tiempo vuelve a ser lento
y
angustia, desespera,
pasos
lentos, lentos latidos,
inquietantemente
lentos.
ansioso
de necesarios alientos.
Y
quieres volar a donde no llegue nadie
pero
aún tus nuevas alas no están fuertes
para
romper el aire.
Vino
el amor a hablarte y lo hizo
sobre
tus cenizas,
sosegado,
sin premuras.
Vino
el amor y te dijo
que
de un árbol bien enraizado
se
esperan frutas bien maduras,
aunque
resistentes a las brisas.
Pero
también vino el tiempo
y
te habló porque aún pudo,
rompiendo
el silencio
con
palabras ciertas,
soltando
de la maroma el nudo
donde
la vida y el amor se enredan,
y
recordarte, alma de alas tiernas,
que
tras él ya nada queda.
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