(Homenaje a la
eterna lucha)
Somos pocos
y estamos
vencidos,
quien quiera
empezar de nuevo
que suelte el
grito
y yo le apoyo
desde mi silencio,
desde mi inútil
poema,
que reclama la
urgencia
de desenterrar el
mito.
Desconocemos su
límite
somos pocos e
ignorantes
ellos manejan las
reglas del juego
victorioso y
fálico
y se embarcan y
tiran los dados.
Pero no es fácil sacar tres seises,
ni dos, ni uno.
Somos pocos y no
jugamos
y dicen que
estamos locos,
y tal vez lo
estamos,
locos por vivir
tras nuestras
sombras rojas
buscando el sueño
que sin riquezas
añoramos.
Quisimos ser más
y lo intentamos
pero no pudo ser,
somos pocos y
acabados.
Ya no es el árbol,
la tierra,
ni el rio, ni la
mar
del trópico al
hielo
quien da la
riqueza.
Es el dinero
que compra todo
la tierra con
árboles, ríos
y siglos de
equilibrios;
la mar de límites
marcados
y hasta el cielo
quieren,
también pujan por
el cielo,
se quieren quedar
con el cielo,
no nos dejan ni el
cielo.
Somos pocos
y nos quieren
quitar el cielo.
Pero el cielo es nuestro,
y los
sueños,
son nuestros.
Ellos sacan seises
pero los
dados
siempre
fueron nuestros.
Y no queremos
seises,
ni tres, ni dos,
ni uno,
queremos
nuestra lucha
y el
sueño de vencedores.
El dinero compra
nuestros sueños
y nos dejan sin
ellos,
heridos,
compra la paz, la
libertad.
Somos pocos
y estamos vencidos,
quien quiera empezar de
nuevo
que dé
el próximo grito.