fotografia de Brigi Soanez |
Ricardo Garanda
Sonseca, 020818
Nadie
sabe
de
dónde sale el viento
que
no esperas,
esa
fuerza extraña que cruza
la
nueva ilusión con el eterno lamento.
Y
al borde del abismo
surge
inesperado
el
aliento,
que
hace mirar a los lados
y
asumir con esa pereza de los tiempos
que
aún hay aire que respirar,
nuevos
momentos.
Nadie
sabe en qué zigzagueo
aparece
ese nuevo camino
ese
cruce de vías que puede renovar el destino.
Es
imposible comprender
dónde
se esconde esa estrella
que
puede deslumbrar
y
reconvertir el salto al infinito.
Pero
son parches de vidas agotadas,
en
las que ya no sopla tanto el viento
ni
los caminos se iluminan
con
menos de nada que deslumbre
una
estrella sin potencia,
apenas
un aliento
que
no traspasa la niebla
que
rodea la triste morada,
ya
sin dueño.
No
hay verdes valles
que
puedan cubrir
la
lava fría y seca del volcán
que
surgió llorando
de
la cumbre.
Ni
en sueños.
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