Ricardo GAranda
Toledo, 110116
No
me agita de un amigo
ni
su grito ni su enfado ni su bronca,
más
me asusta su silencio
su
escape, su huida,
esa
voz que se atasca ronca
como
no queriendo decir lo que dice
como
pretendiendo ocultar
esencias
de nuestras cruzadas vidas.
No
me incomoda de un amigo
ni
el insulto, ni el desdén
ni
el desprecio momentáneo
que
el debate nos deja a veces
como
síntesis del instantáneo
desacuerdo
de posturas infinitas
ansiosas
de un laurel
francamente
innecesario.
No
es el enfado ni el grito,
tampoco
el descontrol
de
las emociones lanzadas
del
espíritu recio,
celosas
cada una de su credo,
lo
que me duele de un amigo
es
su silencio, porque tras el silencio,
siempre hay miedo.
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