Ricardo Garanda Rojas (Casabas, 3-10-2015)
Se queda la
playa sin arena,
se destierra el
camino
y surgen las
piedras,
esta tormenta que
arrastra
la sangre de
quienes
buscan la vida
en un sueño de
distancia.
Contra el muro
de la costa
acabará la
lancha
y los pies
heridos
pisaran las
piedras
que hirieron ya
a otros
antes de la
tormenta
camino de ésta
Europa confusa
y celosa de sus
oros.
No saben los
migrantes
porqué es tan
dura la historia
y buscan ese
instante
en el que la
tormenta cese
y que sus hijos
puedan labrar y
recolectar
su vida
en otro sitio,
en otra cultura,
pero vida.
No saben por qué,
ni a quien
ni como, ni
cuándo,
pero están
dispuestos
a pagar la
injusta factura.
No condona la
tormenta
los años duros
de búsqueda
de paz y pan en
otras tierras.
No limpia la
sangre de las heridas
que el alma
encierra.
No esconde la
vergüenza
de quienes
ignoran el grito
de estas gentes
sin patria,
sin techo, sin
más futuro
que el que les
pueda regalar
el hombre y la
mujer
que encuentren
en cada sitio.
La tormenta sólo
anula la arena
para chocarlos
contra el muro
y destierra las
piedras
para herir los
pies desnudos,
no es amiga la
tormenta
de estas gentes
sin futuro
en ésta Europa
que se rinde a
los egoísmos
de sus dioses
oscuros.
A mi me gusta mucho, gracias
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