Ricardo GAranda (Toledo 241115)
De
sus cuerpos el hielo se apodera,
dolidos
de la esperanza truncada
y
en las cunetas o cerca
de
la valla que limita
la
muerte del hijo en guerra
de
la muerte del hijo en hambre.
Espera
eterna, infinita,
al
otro lado de ese alambre.
Migrantes
de caminos y alambradas,
niños
que no vinieron a esto,
esperando
a que el anfitrión
limpie
su casa de fieras.
El
tiempo lento, infinito
y
sus esperanzas,
sus
músculos y sus venas hiela.
La
fiera les tiró al camino
y
ahora la fiera se lo niega
y
el miedo impide quien la nombre.
Se
hiela la espera,
se
muere el hombre.
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