domingo, 3 de noviembre de 2019

Ojos sin culpa

Ricardo GAranda
Casabas, 261019

Sale de ti el vapor de las cascadas
que del lago Mundo rebosan.

Sale de ti el sueño de una noche única,
de una mañana con sabor a comienzo
y de una tarde de nuevas esperanzas.

Sale de ti el polvo del avento
que en la era tras el trillo
lo horrible de lo bello separa.

Sale de ti la apostura de la reina del castillo
y la elegancia de la maestra segura.

Sale de ti el aire perfumado que llena mis sentidos,
dejando mis ojos embalsamados para siempre,
soldados con alfileres de acupuntura.

Esos mis ojos que, de soslayo, te miran
y que en miradas furtivas te adoran,
esos ojos ya entregados al gas de tu magma
que salta por los bordes de tus párpados.

Son mis ojos que no resisten el resplandor
de ese volcán latente que es ese cuerpo
de abundante mujer, de deseada mujer,
envuelta, amasada en las brujerías del amor.

Perdónalos, mujer, esos mis ojos no tienen la culpa.
La culpa es de este hombre
que no hace nada por desviar su mirada
mientras de ti salga esa lucha vertiginosa
entre el paraíso soñado, el todo.
O la nada



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