Ricardo GAranda
(Toledo 180216)
No
hay nada por qué brindar
la
copa yace rota en el borde de la mesa
y
su líquido, tras este manotazo,
encharca
la alfombra de mi vida.
Todo
lo brindé antes de hoy
y
ahora ya no me queda en la despensa
ni
copa ni alcohol
ni
fuerzas para elevar mi brazo.
Se
quebró el ritmo
y
para equilibrar, con revancha,
las
victorias acumuladas
bruscamente
la balanza
cambió
su signo.
No
quisimos meter ruido
pero
despertamos la venganza.
Se
quebró aquel dia
sin
hacer falta,
no
pedimos nada más,
ya
nos valía.
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