Ricardo Garanda Rojas
(Puerto de Vega, Agosto 2015
Que solo queda
el hombre
cuándo descubre los
límites.
Que mal se
asocia en su silencio
singular y
aislado,
entre todos los
silencios.
No hay sueños
colectivos
ni destinos
comunes de vidas plurales.
Que solo cada una
y cada uno,
que solos todos
juntos
en esas veredas
brillantes
que iluminaban
la esperanza
de un destino soñado.
Ahora sólo, sin
nadie a tu lado.
Qué sólo está el
hombre
cuando descubre
que lo es
y se quiebran sus
lazos forjados.
Miro a esa mar
sin dueño
ni humano ni
divino
y la gente está
toda detrás,
no hay nadie en
el camino
que mi delirio
sugiere
y aprueban mis
sueños.
Que solo queda
el hombre
cuando mira a la
mar
y no ve a nadie
más.
Ni volviendo el
mundo del revés
hay meta
colectiva,
solo el
individual empeño de ser.
Que solo se
queda el hombre,
cuando sabe que
lo es.
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